La IDD ya está aquí

 

2018 sigue su curso y, tras la entrada de la nueva Ley de Protección de Datos (GDPR) el pasado 25 de mayo, nos encontramos ante otro de los grandes hitos normativos de este año: la nueva Ley de Distribución (IDD), que comienza a aplicarse el próximo 1 de octubre; incluso, antes de realizarse una trasposición efectiva a nuestro ordenamiento jurídico.

 

No faltan las consideraciones particulares acerca de una posible sobre-regulación del sector. En cualquier caso, desde nuestro punto de vista, lo más importante es que esta normativa, al focalizarse en la protección al consumidor, sitúa al cliente en el centro de las decisiones; lo cual supone una oportunidad para el canal corredores, pues fomenta la profesionalización y el asesoramiento en la distribución de seguros.

Pero esta apuesta por la profesionalización, afecta tanto a los mediadores como a las compañías, que necesitaremos habilitar unas políticas de gobernanza más estrictas y establecer unos niveles de análisis y documentación más efectivos para analizar si los productos que estamos distribuyendo se ajustan realmente a las necesidades de nuestros clientes.

Por tanto, para los corredores y para las compañías la imposición de la IDD de disponer productos idóneos supone un refrendo a nuestro papel de especialización; y, por tanto, nos abre oportunidades adicionales de argumentar lo importante que es en determinados ramos como la  Responsabilidad Civil, D&O o Responsabilidad Medioambiental estar asegurado con una compañía que entiende los riesgos y gestiona con eficacia los siniestros de su actividad.

Es cierto que la IDD, desde el punto de vista operativo, complica los procesos de venta y de cualificación del personal que está involucrado en la distribución de seguros; pero, entre compañías y corredores encontraremos (como en otras ocasiones) formas de trabajar mejor y de colaborar con mayor efectividad (¿o la tecnología no puede ser un aliado para optimizar nuestros procesos de venta?). No nos perdamos en los árboles y veamos el bosque que nos abre una clara oportunidad de diferenciación. Sobre todo, en un entorno en el que la desintermediación es creciente y en el que la pregunta «¿cuál es tu valor añadido?» es cada vez más vigente.

 

Fuente: WRBerkley