Aproximadamente el 80% de las empresas afectadas por una interrupción nunca vuelven a reabrir o cierran en los siguientes 18 meses, debido a que esta interrupción las perjudica en aspectos claves de su negocio.

Por ello, debemos estar preparados para lo peor, definiendo planes de contingencias que nos permitan disponer de todos los recursos necesarios para mantener la continuidad del negocio, minimizando el impacto negativo tanto en los clientes y el personal como en su reputación.

Toda empresa interesada en minimizar, mediante la previsión, pérdidas de beneficios, mercados, imagen, etc., derivadas de la materialización de las posibles contingencias